Con un peso de 23 000 toneladas y una altura de casi 30 metros, el ITER será un espectáculo impresionante para la vista. Este reactor de fusión nuclear se ubicará en el corazón de un sitio de 180 hectáreas, junto con viviendas y equipos auxiliares. La inmensa escala del ITER, que en latín significa “el camino”, superará considerablemente a los reactores de fusión experimentales más grandes actualmente en funcionamiento: el Joint European Torus (JET) en el Reino Unido y el conjunto europeo-japonés JT-60SA en Japón.

Pero, ¿cuál es el potencial de ITER y, en una era de miniaturización y optimización, por qué es necesario construir un dispositivo de investigación a una escala tan gigantesca?

Uno de los principales objetivos del ITER es demostrar que las reacciones de fusión pueden producir mucha más energía que la energía suministrada para iniciar el proceso de reacción, lo que da como resultado una ganancia general de potencia. Los reactores como ITER se denominan tokamaks y utilizan una combinación de sistemas de calefacción, imanes potentes y otros dispositivos para crear reacciones de fusión que liberan energía en plasmas supercalientes. Los campos magnéticos resultantes unen y hacen girar las partículas cargadas alrededor de la vasija del reactor en forma de rosquilla para que puedan fusionarse y producir energía de fusión.

En cuanto a la cuestión del tamaño, los tokamaks más grandes proporcionan un mejor aislamiento y confinan las partículas de fusión durante más tiempo, produciendo así más energía que los dispositivos más pequeños.

Un indicador significativo del rendimiento de un reactor es su ganancia de potencia de fusión, o la relación entre la potencia de fusión producida y la potencia inyectada en el plasma para impulsar la reacción. Se expresa con el símbolo “Q”.

Hasta la fecha, JET ha logrado la mejor ganancia, con un valor Q de 0,67, al producir 16 megavatios (MW) de energía de fusión a partir de 24 MW de energía de calefacción. Sin embargo, se necesitarán valores de Q mucho más altos para la producción de electricidad. Para lograr esto, los investigadores están trabajando para optimizar la condición del plasma mediante cambios en la temperatura, la densidad y el tiempo de confinamiento.